Hermana, ¿me hago del Madrid?

– Haz lo que quieras. Pero si te vas, no vuelvas – dijo ella-.

El Madrid acababa de ganar la Liga y yo era un ser que no tenía Twitter.

Mirando en la Wikipedia, tuvo que ser en mayo/junio del 95 o del 97. En el 97 es imposible. Aquel año el Barça lo ganó casi todo, con Robson en el banquillo y un tal Ronaldo en el campo. Antes no puedo ser, por que desde la 90-91 a la 94 el Barça ganó la Liga. Así que tuvo que ser en el 95. O lo que es lo mismo: tenía 9 años.

El año anterior siempre será el que recordaré como mi primer año como seguidor del deporte de 11 contra 11 sobre césped.

Todo fue muy doloroso, el Barça perdió la final de la Champions contra el Milan, por 4-0. Y España cayó ante Italia, codazo mediante, en el mundial de Estados Unidos.

Recuerdo ver aquel partido con mi hermana. Cuando el partido se puso feo, cambió de canal. De vez en cuando volvía a ponerlo y cada vez que lo hacía el Milán marcaba o ya lo había hecho.

Recuerdo que aquel día compré el periódico. Siempre lo hacía, iba a  un kisko al lado de casa. Ese día regalaban una pegatina, de las que se pegan en los coches o carpetas; yo lo hice en la camiseta. Y era un tío muy pequeño, así que me debería llegar del cuello a los pies. Ya era ilusión por los cuatro costados.

Meses después empezó el mundial. Aluciné. España cayó en cuartos. Se me partió el alma con el codazo a Luis Enrique. Aún creo que Abelardo puede estirarse un poco más y llegar al balón de Baggio.


Vi aquel partido en casa de mis abuelos. Cuando acabó, recuerdo irme al baño, sentarme en el borde de la bañera y pensar «¿por qué? Si lo hemos hecho todo bien». Ahí empecé a ser el dramas que soy hoy en día. Ahí empecé a amar al fútbol. Lo de las motos llegó un poco más tarde, pero poco.

Volviendo a al conversación que abría esta entrada, puede que no sea del Madrid por mi hermana. Aquella respuesta fue tan clara y seca que supe cómo era. Me quedó claro para toda la vida. Y yo me quedé en el bando culé. No me arrepiento. Creo.

Mi siguiente gran evento deportivo que recuerdo seguir con gran pasión fueron los Juegos Olímpicos de Atlanta 96. Pero allí mi hermana no me dijo «como vayas con Estados Unidos, ya te puedes ir a vivir a Delaware». Y se lo agradezco, porque ya me veía preparando las maletas. Aunque quién sabe, lo mismo hoy sería el primer campeón blanco de 100 metros lisos en los últimos ¿500 años?

Bueno, he empezado esta entrada para ver qué tal el PC este, que hacía años que no lo usaba y mirad la que os he soltado. No os molesto más por hoy, por aquí.

Un saludo, mis fans. Que sí, que lo sois. Os guste o no 🙂

Os dejo mi última foto. Estoy un poco mosca, porque es la que más corazoncitos ha tenido, pero no es de mis favoritas. Pero oye, el caso es quejarse de algo.

A la caza de una crisis: la novela

Obviar la foto, de momento.

Sé que es difícil, es lo primero que se ve y las cosas no se pueden olvidar así de fácil. Pero es mi blog y hago lo que quiero. Joder, qué duro estoy. Y con vosotros, que sois los seres que menos lo merecen.

No sé si esta entrada es la continuación de Tengo que deciros algo: no tengo miedo a volar. Pero los tiros van por ahí. Necesito escribir lo que pasó el fin de semana pasado.

La cosa empezó el jueves. Ese día, haciendo zapping, vi el final y el principio de Friends. Mientras lo hacía (lo de Friends) me acordé que quería hacer lo mismo con LOST. Llevaba tiempo queriéndolo hacer (lo de LOST), pero lo iba dejando. En cuanto acabé  de ver el principio de Friends, me puse el de LOST.

Ya no quería posponer más algo que quería hacer. Y lo hice. Debido a que era jueves, no pude ver el final, así que lo dejé para el viernes.

El viernes le di al play. Aquí no vienen destripes ni similares. Solo diré que en su día me pareció un bluf y que ahora me gusta. Me emocioné.

Yo pensaba que mi zarandeo emocional se acabaría ahí, pero amigos, emitían Rocky en la tele. Que sí, que las tengo en blu-ray y las puedo ver cuando quiera. Pero en la tele y con anuncios, es otro rollo. Es difícil de explicar, pero es así.

Se trataba de Rocky 2. Pero es que el lunes de esa misma semana había visto Rocky 3. Me la puse de fondo mientras hacía cosas en el ordenador. Y la acabé viendo entera. Con Rocky no puedo hacer eso de «solo la puntita». Mierda, que aún estamos en horario protegido. Pero en fin, esos a los que protegen pasan más noches acompañados que yo. Aún les tendré que preguntar cosas.

Lo mío con Rocky va más allá de todo. En fin: que entre el púgil y LOST acabé con las emociones como un electroencefalograma. (No lo he escrito a la primera)

El sábado amanecía tranquilo. Mi plan era la nada. Estuve toda la mañana en casa, comí y me tiré en el sofá. Y empecé a pensar. Pero poco.

No quería no hacer nada. Quería hacer fotos. Así que me dije «Alberto, vete a Lleida, que no has estado nunca, algo habrá. Total, solo buscas ventanas».

Me subí al coche y pensé «me voy a Manresa, que es bonita y está a media horita». Y eso iba a hacer. Hasta que fui a la gasolinera y vi un coche con matrícula de Lleida. Decidí hacer caso a las señales como lo hacía antes.

Así que me dirigí a la autovía.

Al igual que hacía mucho tiempo que quería ver el principio y el final de LOST, también hacía mucho que quería ir a Zaragoza. Pero del mismo modo que no dejaba de posponer ese par de episodios, hacía lo mismo con la capital maña.

Así que en plena autovía, decidí ir hacía allá.

Llegados a este punto tengo que explicaros que el trayecto «Barcelona-Logroño» es de lo más especial para mí. A los 12 años nos fuimos a vivir allí. Cada vez que hacía ese camino, mis sentimientos eran diferentes. Varias veces lo hice en tren, varias en coche. En un viaje de ida fue la primera vez que me senté delante. Todo un hito. Una primera vez.

Años después, 15, volvía a hacer ese trayecto de forma más o menos regular, pero con diferente destino. Esta vez dejaba Logroño atrás y me adentraba en el País Vasco. Esa vez por amor. Otra primera vez.

Creo que ha quedado claro que ese camino es, y será, muy especial para mí.

Con todos esos ingredientes veía en ese trayecto una prueba de altura para mi agorafobia, que está mucho mejor, pero sin superar. Por el momento.

El camino lo empecé relajado. Mucho. Me acompañaba la radio y su hubiese sido fumador, con gusto hubiese encendido un cigarro. No GPS. Sin Internet en el móvil. Solo yo.

Acabé la autovía. Cogí la carretera. Me perdí. Pero sabía dónde estaba. Estaba en Candasnos. Siempre lo recordaré como el lugar donde vacié el depósito.

Todo iba bien. Llegué a Zaragoza y sufrí una crisis de angustia. No sé si la mayor, pero una de las del TOP 3, seguro. Y aquí llega lo bueno: ES LO QUE BUSCABA.

Por que esto se supera así. A base de tener crisis y superarlas. Por eso es jodido cuando te enfrentas a una exposición (así se llaman estas situaciones) y te preguntan «¿qué tal ha ido?» Ellos esperan/quieren (como es normal) que les digas «muy bien, me he sentido genial». Pero lo bueno, lo jodidamente bueno, es que diga «mal, he tenido una crisis, pero la he gestionado. Muy bien, por cierto». Y eso es lo que pasó.

Esta vez no me quedé con la sensación de culpabilidad por haberme sentido mal. Cosa que me pasa mucho. Me quedé con que soy Batman. No, en serio, solo nos diferencia el dinero.

Tras llegar a Zaragoza y dar señales de vida a un par de personas, tocaba volver para casa.

Estaba derrotado. Todo mi cuerpo era tensión. Pero estaba contento.

Voy a ir acabando, que dice esto que me acerco a los 1.000 caracteres y no es propio de mí.

¡AH! La foto, sí. Pues la foto tiene su historia. Para vosotros es una foto casual, en blanco y negro y poco más. Para mí es un cambio de tendencia. En ese momento no estaba muy fino. Podría haber hecho lo de otras ocasiones: ducha, peli y a otra cosa. Pero no, ese día me cogí la cámara y salí. Cerca de casa. No esperaba sorprenderme. Hasta que vi a un par de palomas (una la quité con Photoshop) asomadas en una ventana con TODA la luz de frente.

Nunca creas que no te vas a sorprender. Porque nunca lo habré/habrás visto todo.

Y sin más dilación; hasta más ver 🙂

Hola, ¿qué tal?

¿Vienes mucho por aquí? Voy a hacer como que no, que te has perdido y ¡anda! Como cuando vas de camino a casa, por el mismo sitio de siempre, pero ese día te das cuenta de que la frutería, la que tenía kiwis fuera de temporada, ya no está. Ahora es un sitio que también tiene kiwis y otras cosas que jamás habías visto. En efecto: soy un badulaque. No tengo de todo lo que necesitas, pero en caso de emergencia… por favor, no me digas nada.

Soy la típica persona que tiene los ojos marrones, pero dice que tienen un tono verdoso. Puede que sí, puede que no, yo qué sé. ¿Y qué más da? (ah ah ah ah, si son cosas de la edad) Ah, sí. Hago muchos chistes. Todos muy malos. Por eso son tan buenos. Espero.

Soy un eterna duda. Creo.

Hago cosas que no suele hacer la mayoría. No sé, voy al cine sin nadie con quién compartir las palomitas, aunque soy más de chuches, y, pese a vivir solo, apenas como cosas fritas. Y es raro, porque soy un ser que no engorda coma lo que coma. Algo bueno tuve que hacer en mi vida anterior.

Estaba escribiendo esto, lo cerré y empecé a escribir otra entrada. Lo que viene justo acá:

No os voy a engañar, no tengo ningún tipo de guión para esta entrada. Cero. Suelo tener cosas apuntadas en el móvil y en una libreta. ¡Ah! ¡¡No me acordaba de la libreta!! Voy por ella.

Mierda, la única cosa que tengo apuntada y no he usado anteriormente es algo que no hace gracia. Es lo siguiente: Llovía. Pero no lo suficiente como para usar paraguas, pero sí como para poner cara de estar comiendo algo tan ácido como una ironía bien tirada.

Ahora he usado algo que no tocaba.

Lo único que tenía en la reserva.

Me siento desnudo.

Me levanto vestido.

Le he dado al intro unas cuantas veces porque tengo la cabeza un poco vacía de ideas. Y bueno, entre el truco del interlineado 1,5 y el del «punto gordo» la mayoría de gente tiene graduado escolar. Yo además tengo graduadas las gafas.

Aquí acaba la segunda entrada.

Y aquí empieza el final a «esto».

No sé si está es la peor entrada que he escrito, o los dos trozos de entradas, pero es que en esta casa no se tira nada. Aquí se aprovecha todo. Y no iba a tirar todos estos caracteres a la basura. Es que el cubo está lleno y yo ya hoy no salgo de casa.

El domingo acabé libro. Me encanta acabar libros, series, sagas de películas… En fin, que acabé «Botas de lluvia suecas», de Henning Mankell. Solo había leído un libro de él, «pero» se trataba de su serie del detective Wallander. Me gustá Wallander, «pero» «Botas de lluvia suecas» es otra cosa. Estoy usando demasiadas comillas…

Voy a cerrar esto con una de esas cosas que me ha dado por hacer. Juntos, pero no revueltos (que siempre es la mejor opción):

Hasta la próxima, que la habrá.

Mirad: me tenéis harto

Sí sí, vosotros. Es que no puedo con esta hipocresía que tan de moda se ha puesto. Pero claro «como todo el mundo lo hace»… El tema en cuestión es la monarquía.

Aquí a todo el mundo se le llena la boca diciendo que la Casa Real estuvo muy bien en su día, que fue muy importante para la transición, pero que ya está bien. Pero amigos, ¿cuándo tenéis hambre y cero ganas de cocinar, qué hacéis? Pues abrís el Just Eat y pedís un durum en el «Rey Doner Kebab». POR FAVOR, si habláis pestes de la monarquía, aplicaos el cuento. Pero no. Y así con todo.

Hablando de cosas que se ponen de moda; siempre llego el último a estas cosas. Ahora me he dado cuenta de una cosa: muchos coches de mi barrio dejan subida la rueda trasera sobre el bordillo. Casi no digo la palabra cosa. COSA COSA COSA.

He bajado mucho el nivel seriéfilo, tanto que creo que me van a quitar el carné. Por cierto, el otro día, ordenando el cajón de los desastres, me topé con un carné de conducir caducado y me acordé de que cuando lo renové, me dijeron si me lo quería quedar, de recuerdo. Dije que sí, claro. Pero ¿por qué? Fue una de esas respuestas por inercia, como dar las gracias tras un «te quiero».

(Retomamos) He bajado el nivel seriéfilo por varios motivos:
– Me agobiaba un poco tener que estar súper pendiente de si salía un capitulo y verlo, para no ir retrasado y que no se me acumulasen las series. Aquí tiene que ver la ansiedad, claro.
– Me ha dado por los libros.
– Estoy viendo más películas.
– Todas son falsas.
– Si un tren sale de A Coruña a 40km/h y otro de Sevilla a 55 ¿el aceite de Palma se sigue vendiendo en Mallorca?

(Vuelvo a retomar) Estoy leyendo más que hace un tiempo. Me gustaría hacerlo más rápido (lo de leer), pero no puedo, de momento. Estoy pensando en hacer una cosa (COSA COSA COSA) a la cual siempre he sido contrario: marcar los libros. Vi como @Compotita y pensé «esta tía está loca», luego me di cuenta de que lo estaba, pero para bien. Saluda, Compo. En fin, que hace un par de días leí una frase y no consigo recordarla. Si la hubiese marcada, otro gallo cantaría. No me refiero a Bisbal. Palabra.

(Ahora retomo a la altura de lo del carné de conducir) Estoy volviendo a hacer algo que hacía cuando empecé a conducir. Estoy volviendo a oír/escuchar a M-Clan. No sé por qué dejé de hacerlo. Lo de M-Clan.

Y ahora voy a hacer un chiste de los míos: ¿Qué es lo contrario de carné? Pescadó.

Y ya está. No voy a estirar más el asunto.

Esperando título

Os lo juro (hablo en plural, como si me leyese más de una persona), tenía cosas pensadas para esta entrada. Cosas buenas. Pero me he puesto a escribir y se han ido. Como tu dignidad cuando coges el móvil a las 3 a.m. y piensas «¿qué foto tendrá?» y acabas escribiendo un mensaje que al día siguiente tendrá peores consecuencias que una noche de Jagermeister (lo he tenido que buscar, ni lo he probado, ni lo he comprado).

Bueno, vamos (otra vez en plural) a tirar de improvisación.

Acabo de cenar. Lo bueno de estar tan solo, es que por poco que prepares, tienes para dos o tres veces. Siempre que cocino hago tuppers. Es de las pocas cosas que hago bien (creo). Y siempre acabo hecho polvo mentalmente por el mismo asunto: la comida del tupper se enfría en 3 minutos, en el tupper en 3 días. No hay derecho.

Vivo de alquiler, no estoy pensando en comprar, pero de vez en cuando miro qué hay, lo mismo algún magnate ruso se vuelve a Moscú y deja a su pareja sin menú y soplando a la sopa fría y tiene a la venta su palacete por un módico precio. Pero qué mas dará, si no tengo ni para la entrada. La gente no le da mucho valor a eso, pero yo quiero tener un recibidor digno. Espero que lo hayáis pillado. Entrada… recibidor… Voy pidiendo perdón. Será lo mejor.

Si alguna vez decidís empezar un blog, un canal en YouTube o algo del estilo, os recomiendo, si os quedáis atascados, ir a comprar. Joder, eso es un filón. El otro día un hombre cogió un paquete de jamón dulce. Hasta aquí todo normal. Pero es que lo cogió tan de atrás que debió sustraerlo de Narnia (no la he visto, ni probado). Le faltó decirle a algún trabajador si en el almacén tenían jamón dulce del que caduca tras el día del juicio final. Si total, el jamón dulce dura lo que dura, como las relaciones. Ojo que se me ha quedado esto perfecto para contaros una historia de mierda.

Tengo que pensar si lo hago o si no.

Solo os diré el principio.

«- No me gusta soñar -dije.»

«-¿Por qué? A mí sí. Allí consigo cosas que aquí son imposibles -dijo ella.»

«- Por eso mismo. No lo quiero ni soñar.»

Después ella se coló en mis sueños.

Esto quizá suene a paranormal, lo mismo a vosotros también os pasa. Hay veces que estoy soñando y estoy en una situación que anhelo. La deseo, pero la veo tan lejos, tan inalcanzable, que como dije en aquella conversación, ni quiero soñarla. Pues en muchas de esas ocasiones, en el sueño, cierro los ojos, me concentro y me despierto. Ahora es cuando esto lo lee un médico y me dice que tengo un tumor cerebral.

Estoy pensando en tomarme el blog un poco más en serio. Publicar con regularidad. Seguiremos informando.

Pero antes se me tiene que pasar la emoción por mis ventanas y puertas. Cosa que no creo que pase dentro de poco. Es que:

Entrada dedicada a @idexbenz, por captar el rollo monólogo 🙂

PD: Me gustó mucho que os gustase tanto la última entrada.

Tengo que deciros algo: no tengo miedo a volar.

Os habéis quedado muertos y no es para menos. Pero creo que os debo una explicación. Qué diantres, no os debo nada, que llevo mis cuentas al día, qué soy catalán, ¡joé!

Pues eso, no tengo miedo a volar. No tengo miedo a subirme a un avión y que se caiga. Sé que puede pasar, pero también me puede dar un infarto ahora mismo (argh… mi corazón….).

No tengo miedo a meterme en un habitáculo cerrado durante un largo espacio de tiempo.

No tengo miedo a ir a 1.000 km/hora.

No tengo miedo al aterrizaje ni al despegue.

Tengo ansiedad.

Tengo ansiedad desde los 11 años. Ahora lo llevo mucho mejor, pero es algo que ha marcado mi vida. Posiblemente es lo que más lo ha hecho. De pequeño te asustas, porque sientes cosas en tu cuerpo que no se curan con agua y jabón, ni tan siquiera con una escayola.

Son sensaciones que te hacen pensar ¿esto qué mierda es? y ¿esto por qué me pasa a mí?

Ahora es cuando relaciono ambas cosas. He volado. Lo hice en el típico viaje de fin de curso, a Mallorca, hace 15 años (lloro recordando lo viejo que soy y el pelazo que tenía). La sensación no fue nada buena. En el viaje de ida sentí muchas cosas típicas de la ansiedad y en ese instante relacioné una cosa con la otra y eso y hasta hoy.

El vuelo de vuelta fue perfecto. Cosa que debería ayudarme a dar el paso a volver a volar. Mucha gente dice que ya lo tengo superado y puede que sea verdad. Pero sólo comprar un vuelo y ver que la fecha se aproxima, ya me genera estrés. Escuatró diría yo.

Sé que debería tirar de psicólogo y acabar con esto. Lo de la ansiedad hoy en día es casi como un constipado; común y tratable. Bueno, no, que desde que me quitaron las anginas, me resfrío menos que un Terminator.

Lo que habéis leído en los párrafos anteriores lo escribí en julio de 2016. Hoy es 17 de abril de 2017 y voy a seguir picando teclas.

Un mes después fui al médico de cabecera, le dije «tengo ansiedad desde pequeño y no quiero pastillas». Me dijo que si había ido alguna vez al psicólogo, la respuesta ya la sabéis. Me derivó. El día 13 de septiembre me llamaron diciendo que tenía hora para el 13 de diciembre. 13 de diciembre, un día grabado en mí por motivos que ahora no voy a contar. Tenía que esperar tres meses, pero bueno, llevaba esperando toda la vida.

Ese día 13 fui a ver qué era eso de un psicólogo. Fui solo, como hago todo lo que creo importante. Y esto lo era, vamos que si lo era. Tras una charla, el diagnóstico, que yo ya sabía porque aunque me haga el idiota sólo soy tontito, era que tenía agorafobia. Y en eso estoy ahora.

Esa psicóloga me derivó a otra, ya que ella sólo me podía dar tres visitas y muy espaciadas en el tiempo (la Seguridad Social está muy bien, pero tiene que darle importancia a más cosas). El día 29 tuve mi primera sesión con la segunda psico (mola más decirlo así). Y hasta hoy.

El tratamiento consiste en pruebas. En hacer lo contrario de lo que llevo haciendo toda la vida. Todo son pruebas. Todas las estoy superando. Porque amigos, tengo unas pelotas que no tienen escala para ser medidas.

Esto me está sirviendo para darme cuenta de que soy la persona más valiente que conozco, ya que enfrentarse CADA DÍA a cosas que te dan miedo, eso no lo  hace nadie. Y si lo hace alguien, tiene toda mi admiración.

Más de una vez he preferido cambiar esto por una lesión física. Ya tuve una importante. Estuve más de un año sin poder mover un brazo. Tuve que hacer recuperación antes y después de una operación. En la recuperación nunca dije que no a nada; aunque el dolor era tan agudo que rozaba el llanto. Me iba todo en ello. Un día una mujer me dijo «yo creo que te esfuerzas demasiado». Hoy, ese brazo es mi brazo bueno, con el que hago fuerza, con el que cogería a alguien que se encuentre al borde al abismo. Y como soy como soy, tenía que rizar el rizo: hoy me cepillo los dientes con esa mano e incluso puedo comer con ella sin parecer que un seísmo está sucediendo.

Y eso va a pasar con esto. Pocas cosas tengo más claras que esa. No sé cuándo. Pero llegará. No todo llega, pero esto sí. Porque es lo que quiero. Es lo único que quiero.

Tengo pocos amigos, por suerte, y todos lo han entendido. Todos los «importantes» han recibido una explicación. Ya no quería seguir más con lo de «estoy cansado» o «no me apetece», lo que había hecho toda la vida.

Pero también he tenido que pelear con los «cuñados» del «tú lo que necesitas es que te dé el aire», «tú necesitas aficionarte a algo». No les di demasiada importancia ya que esos comentarios venían de gente que no me conocen.

Estoy mejor que hace unos meses. Dentro de unos meses estaré mejor. Cada día me tropiezo. Cada día me levanto.

Estoy recuperando cosas. Porque esto no ha sido así toda la vida. Un ejemplo: me encanta el cine. Pues ir al cine se había convertido en un problema. Ahora llevo cinco semanas consecutivas yendo.

No sé si volveré a hablar del tema. Pero tranquilos, tengo otros 🙂

-300ºC

En la última entrada os decía «Mételo en el congelador«,  hoy os digo que sí, que al congelador, a -300ºC a poder ser, y una vez esté bien durito, lo sacas, empuñas la recortada que tienes bajo el colchón y disparas (si son croquetas, te las comes. Las croquetas no se pueden echar a perder). Como cuando nuestro querido Terminator dispara contra el T-1000 que quería acabar con la entrañable familia Connor. Ellos no se lo merecían, joder.

Terminator 2 Frozen Biker Cop T-1000

El otro día fui al súper. La de aventuras que vivo allí. Hay veces que paso por pasillos solo (joder, aún no lo veo sin la tilde, pero el otro día dije esto:

y tengo que mantenerme fuerte ante las tentaciones del diablo) para recordar viejos momentos, como la sección de ropa interior femenina o la de preservativos. Tengo que estar al día por si alguna vez me vuelvo a topar con esas cosas. Este párrafo ha quedado un poco creepy (?)

También pasé por la zona de refrigerados, para comprar guisantes y otras cosas de esas que le engordan a todo el mundo menos a mí. Pero no es cuestión de ganar haters, que ya tengo suficientes. Y me acordé de esas personas, muy bien educadas y que dicen que me quieren. Gente que dice «no se te está cayendo el pelo», pues no sé, yo sentía mucho frío en la coronilla y eso antes no me pasaba.

Sigamos hablando de pelo: ¿os he dicho que mi peluquero es alérgico a la gomina?

Si es que soy un tío muy raro, tan raro que me estoy poniendo una pomada tal y como indica el prospecto. Que me he leído y todo. Lo incluiré en la entrada anual «libros leídos este año». Por cierto, ahora estoy leyendo «Absolución», de Luis Landero. Me quedan unas 50 páginas para acabarlo, pero ese libro es yo. Si me queréis conocer, ya sea para acabar conmigo o regalarme Donuts Pantera Rosa (cosa que aún no he probado), lo mismo os sirve de ayuda.

Soy un tío tan raro, que de adolescente, 14-15 años, a mis amigos les dio por dejar de jugar a fútbol e ir a salones recreativos y jugar al futbolín y demás. Pues bueno, yo me inventé que mis padres no me dejaban ir. Cuando mis padres se fiaban tanto de mí, que si les decía que las manos me olían a tabaco, porque le había aguantado el cigarro a un amigo, me creían. Eso no pasó nunca, es un ejemplo. Prefería quedarme en casa con mi Play 1 o haciendo mis primeras webs. Tuve una de piercings, tatuajes y politonos. Estaba y estoy orgulloso 😀

Ahora sigo igual. Pero con la Play 3, libros y series. No sé si es bueno o malo, pero así es.

Volvamos al tema del pelo, pero ahora: la barba. Me la he quitado. Y cada vez que lo hago pasa lo mismo; la gente siente una necesidad mayúscula de opinar. Las deducciones son:

  • A las mujeres mayores de 40 años les gusto más sin barba.
  • A los hombres, con.
  • Mi padre ni se ha dado cuenta.

Para acabar (todo lo bueno se acaba) quiero tratar un tema que me indigna más que eso de que la cerveza «sin» lleve alcohol: el tema de los trasplantes de órgano. Pero ¿qué pasa con los demás instrumentos? es que parece que sólo (con tilde, lo siento RAE) nos importen ellos. Los pianos y guitarras están que trinan. Aunque ya nadie toma Trina. Perdón.

Me voy a ir despidiendo porque esto no hay quién lo arregle. Ni el gran MacGyver.

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Bueno, lo mismo él sí.

Mételo en el congelador

Invitas a alguien a comer, preparas algo realmente rico, te queda delicioso. Lo disfrutas. Y te sobra.

Y de repente, esa compañía te dice «oye, congélalo, que se va a echar a perder». Lo haces porque es lo que hay que hacer, aunque sabes que eso que has preparado, jamás sabrá igual. Y que la situación que estás viviendo, no se repetirá. ¿Y qué?

No quería ir por ahí, pero el subconsciente me ha llevado por ese camino. Quería decir algo así como: ojalá poder congelar la situación y no lo que había en el plato. Ojalá poder reactivar ese instante años después, porque quizá en ese momento no, pero en otro sí. Quizá.

Es domingo por la tarde y eso cuenta como justificación para casi todo. Lo que me cuesta pensar en el ahora. Tanto, que disfruto más de una tarde de jueves laboral, que de un día festivo. El mañana, algo que a lo que no le puedo quitar importancia.

Hubo una época en la que el jueves era mi día favorito. Exacto, por lo que venía el viernes. Pero era raro, porque, creo, que mi segundo día predilecto era el domingo. Eso si que era raro. Más que el bocadillo de Nocilla con chorizo que tantos adeptos tiene. No soy uno de ellos. De momento.

Raro; algo que digo ser. Creo que lo quiero ser tanto, que me paso y acabo siendo el más normal de los mortales.

Llevo una semana sin Twitter. Sí sí, yo. Al segundo día sin estar en la red social del pajarito, tenía la sensación de llevar meses fuera del mundo. No sé ni si se ha muerto algún famoso o si alguien se ha enfadado porque Coca-Cola ha decidido usar otro tono de rojo. No sé cuando volveré. Lo mismo en 10 minutos estoy por allí diciendo «¿qué pasa aquí?», o lo mismo no. Pero como dice Fito: tarde o temprano, sé que voy a volver. Me vendría muy bien un nuevo disco de Fito. Pero muy bien.

Iba a pedir perdón por esta entrada, pero total, nadie la va a leer. Bueno, es posible que lo haga algún espía ruso. Hola, Vladímir 🙂

(He empezado hablando de congelar algo y acabo con los rusos. Fue sin querer, me sale solo)

Cuenta la leyenda

OK, pero ¿cuál? Porque Gustavo Adolfo escribió unas cuantas, pero cuando decimos las palabras que dan título a este post (no diré entrada, que no llevo el tema bien), no especificamos. De especificar, no de echar pimienta o nuez mozcada. Madre mía, esto va a ser duro.

Esta mañana he pensado: «Alberto, va siendo hora de que seas tú quien parta el bacalao». Acto seguido lo he tenido claro; debería montar una pescadería. ¿Pero cómo? Si cuando iba con mi madre al mercado yo no podía llevar la bolsa del pescado. Es que la ponían encima de «todo» y aquello estaba viscoso y olía raro. Ahora lo raro y viscoso, soy yo. Por favor, olvidad eso último.

Bueno, hasta aquí el guión que tenía en mente para este post, así que a partir de ahora todo puede pasar… Oh, mira, es la Súper Luna, hija de Mother Looner, a su vez descendiente de Moonraker, que vino entre «La espía que me amó» y de «Sólo para sus ojos». [Tu figura religiosa predilecta] bendiga a la Wikipedia, que me gusta James Bond, pero ni mucho menos para saber el orden de las pelis y todos sus actores/actrices/encargados de iluminación.

Es 15 de noviembre y desde hace unos minutos ya sé cual será el plan de mi 25 de diciembre. Le tenía mucha pereza al tema, lo mismo es mejor así. O lo mismo no. Yo qué sé. A mí ese día sólo me apetece ver NBA, que es un día grande, juegan los mejores y a una hora normal, vamos, que es la excusa perfecta. VIVA LA NAVIDAD.

Os voy a contar algo personal, que voy de que lo hago constantemente, pero no es nada más que la puntita. Ese símil es con el iceberg que acarició al Titanic, mal pensados. Hay una chica. Bueno, hay muchas, dicen que más que hombres, pero hay una que me hace caso. No contaré nada más, que de lo contrario parecería mentira.

En la última entrada os dije que estaba en un momento muy «Agatha Christie» de mi vida, ahora le he añadido a ese momento a Henning Mankell y John Connolly, con sus respectivos Kurt Wallander y Charlie Parker a la cabeza. Del primero he leído «Asesinos sin rostro» y del segundo estoy con «El camino blanco». Así que junto a Poirot (el detective de Christie), tengo a un trío que me saca de todos los apuros (?)

Y mira, no me apetece escribir más. Y como de momento no me gano la vida ni con esto, ni con la pescadería, pues hasta aquí.

Cuánto tiempo

Joder (empiezo con un taco y no es de los de comer, vamos mal), hace tanto tiempo que no pasaba por aquí, que he tenido que enseñare el DNI al conserjé. (Aserejé ja de je de jebe tu de jebere… perdón) [Lo he tenido que buscar, sí].

Es lunes y he tenido un buen día. A veces pasan cosas así, inexplicables; como cuando pones la clave del WiFi bien a la primera (oh, sí).

Hay mucha gente que no pilla mi humor y bueno, lo entiendo. Os explico, a veces me apunto cosas «graciosas» para poder hacer estas entradas. Después, consulto esas notas y tiro. Pues tengo apuntadas cosas que no entiendo, por ejemplo: «Amigos. Chimenea. Llamas». Seguro que en su momento me pareció algo desternillante, pero no hay manera, no me acuerdo.

No sé si pretendía hilar «llamas» con esos animales que escupen y son <ironía>súper graciosos</ironía>. En fin, que no sé.

Otra cosa que tengo apuntada es «¿Qué es un archivo?». Quería hacer algo de ar+chivo. «Chivo» por lo del animal (me acabo de enterar de que «chivo/a» también es un adjetivo que describe que una persona está enfadada) y «ar» por algo de «argh! Marinero», en fin, mejor no haber hecho nada con esos apuntes.

Esta tarde, mientras paseaba al par de huargos que custodian el sitio en el que habito, he visto a un chico de ¿12 años? con una camiseta con el eslogan: «Ahorra agua, bebe cerveza». He pensando que no deberían hacer camisetas de esa talla para gente tan joven. Después he caído en que seguramente esa camiseta sería más grande que las mías. Me he tirado al suelo y he hecho la croqueta hasta llegar a casa; estaba cerca, por suerte.

Casi 300 palabras intentando hacer reír y no he dicho nada del PSOE. Esto es como si Messi se encuentra un balón en el área pequeña y se hace el loco. Bueno, con los impuestos ya lo hizo… Soy del Barça y he hecho ese chiste, y como está la cosa, no me extrañaría encontrarme mañana con una bomba lapa.

Vamos a hablar de películas/series/música/libros que esto no hay quién lo (Papá) levante (las palmas)…

En la última entrada dije que estaba viendo SoA, lo acabo de mirar he iba por la T3, mis vacaciones consistieron en ver esa serie. Soy un triste, pero eso es algo que ya sabíamos/sabíais (creo). Pues la acabé de ver y sólo deciros que la tenéis que ver. Lloré. No hace falta que lo hagáis en mes y medio.

La última serie que he visto es Orange is the New Black y no sé qué me pasa, si estoy perdiendo sensibilidad o qué, y eso que uso una crema/pasta de dientes de las buenas) pero no me tocó la fibra esta temporada. Pero soy yo. Siempre soy yo.

Las dos últimas películas que he visto han sido Rocky y Tiburón. Y bueno, creo que no hace falta que os comente nada de ellas.

Tengo un poco de lado al celuloide (para mi nivel de consumo). Estoy retomando el placer de la lectura; libros y cómics. He encontrado dos filones: Agatha Christie y Batman. De la primera este año he leído: Diez negritos, El misterioso caso de Styles y El asesinato de Roger Ackroyd. Del segundo: Silencio, La broma asesina y Batman: Año Uno.

Ahora estoy, además de solo, leyendo «Zadig» de Voltaire y «Relatos terrórificos» de Junji Ito. De momento muy bien.

Pues ya está, hasta aquí. Por lo menos con esta entrada el blog parece estar vivo. Pero también lo parecen los seres de The Walking Dead. Ay, qué ganas tengo de la nueva temporada. En fin, que me despido.

(Le doy a publicar sin revisar ni nada, tengo que arriesgar más)