Nadie estaba aburrido de ser él mismo. Nada que ver con «el mismo».
Él nunca era el mismo. Aunque siempre era nadie.
Un día, Nadie, decidió hacer cosas.
Siempre le había sonado bien la palabra «aventurero»; así que la buscó en el diccionario.
«Aventurero-ra»: Que busca aventuras. Que trata de elevarse por medios reprobados.
«Aventurero» venía de «aventura». Siempre lo supo, pero una cosa es saberlo y otra SABERLO.
«Aventura»: Suceso o lance extraño. Casualidad. Riesgo.
Él era un suceso.
Él era extraño.
Él era una casualidad.
Él iba a arriesgar.
Nadie era un ser binario. Sí o no. Blanco o negro. Todo o nada. Y si iba a arriesgar, no podía hacerlo solo un poco.
Esta historia puede que acabe aquí. Eso solo lo sabe una persona. ¿Quién? Nadie.